Los datos de empleo de Estados Unidos arrojaron cifras cercanas a lo esperado, después de varios meses de superar las expectativas. Las ganancias por hora crecieron, lo cual le pone una cierta presión a la inflación, en tanto la tasa de desempleo quedó en el 3.6%, en línea con el consenso.
El dólar cayó en todos los frentes apenas conocidos los datos. A la vez, las acciones líderes cedieron posiciones en Nueva York. Si bien las cifras conocidas no fueron negativas ni mucho menos, el billete no pudo mantener sus ganancias de los días anteriores, y así el euro terminó el día cerca de 1.1000, con la libra esterlina superando por poco su propio máximo anual. La nota destacada la dio el yen, que finalizó la semana cerca de 142.00, recuperando 300 puntos desde sus mínimos anuales en 145.05, que tocó el viernes anterior.
El alza de las tres monedas principales fue brusca, y en todos los casos quedaron en una situación de sobrecompra de corto plazo. Esto limita sus posibilidades de seguir creciendo sin una toma de beneficios previa. El euro, con todo, se prepara para apuntar a 1.1010, primera resistencia, cuya superación le daría el impulso necesario para buscar 1.1100 en el corto plazo. El máximo del euro para 2023 se sitúa en 1.1095, que tocó a inicios de mayo.
La libra esterlina, en tanto, coquetea con 1.3000. En varias oportunidades hablamos de la relación entre ambas monedas en términos de precios. El euro tiene por delante un objetivo en 1.1270, un gap que dejó en febrero de 2022, y en tal nivel, la Libra podría llegar a 1.3200. El yen se mueve con un juego propio. Hasta hace poco venía comandado por los rendimientos de los bonos del Tesoro. Sin embargo, estos siguieron creciendo en los últimos días, hasta llegar al 5.05% los de dos años, un máximo que no tocaban desde 2007, para ceder el viernes, quedando igualmente por encima de 4.85%.
La caída del yen obedece ahora al diferencial de tipos de interés entre el Banco de Japón y el resto de los bancos centrales, que generó el muy riesgoso negocio del carry trade. También varias veces hablamos de esta cuestión. La toma de deuda en yenes para volcar el capital en monedas de alto rendimiento suele terminar abruptamente, y la moneda nipona es la principal beneficiada. Mucho más si, como todo parece indicarlo, los bancos centrales terminan sus alzas de tipos de interés en los próximos meses.
Esta semana tendremos una prueba importante para saber que hará la Fed en materia de tipos de interés. Los datos de inflación de junio, que se conocerán el miércoles, serán fundamentales para el resto del mes. Al respecto, se espera que la inflación general haya caído al 3.1 / 3.2% desde el 4% actual, algo lógico ante la caída profunda de los costos de energía, que hace un año tocaban máximos de 15 años. Lo más relevante será el dato subyacente, que surge de excluir las variables de energía y alimentos, que se mantendrían cerca del 5%, lejos de las aspiraciones de la Fed.
Otros datos de interés para la semana que se inicia serán las decisiones de política monetaria del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda, y del Banco de Canadá. No tienen peso propio en los mercados en general, y afectan a sus monedas; pero sí suelen ser tomadas como un termómetro de lo que puede hacer la Fed. Hoy en día, los bancos centrales son un bloque compacto, y difícilmente actúen en forma aislada.