Después de dos días consecutivos de bajas constantes, el dólar se prepara para la publicación más importante de la semana, como lo es la cifra de inflación de junio en Estados Unidos. En los últimos meses, estos datos mostraron una baja sustancial del costo de vida en términos generales. Hay que recordar que, medida en forma interanual, la inflación había rozado el 9% el año pasado, para caer al 4.1% en mayo de 2023, y con la expectativa de una baja aún mayor, al 3.1%, para junio.
Claro que si bien se puede notar la mano de la Fed en esta baja, no es un mérito exclusivo del banco central. La gran caída del precio de la energía, que había tocado máximos de 15 años en los meses posteriores al inicio de la guerra en Ucrania, es decisiva en este sentido. Por caso, el gas natural ya se ubica en mínimos de casi dos años.
De allí es que lo que los mercados esperan sea la medición subyacente, que surge precisamente de excluir los precios de la energía y los alimentos. Y allí el panorama no es tan favorable. Si bien también ha cedido, esta medición sigue muy alta, en el 5.3% interanual, y se espera que haya crecido el 0.3% en junio. con una medición interanual del 5%.
Si se cumplen estos pronósticos, y hay motivos para pensar que así será, la Fed podría encontrar un argumento como para justificar un alza de tipos de interés a fin de mes, pero también para establecer una pausa desde entonces.
En dicho caso, el dólar podría volver a caer en todos los frentes, aún cuando aparece sobrevendido ante las monedas principales tomando en cuenta los gráficos de corto plazo. El euro, la libra esterlina y el yen observaron sendos movimientos alcistas desde los últimos días de la semana pasada, y no dan señales de frenar más que por motivos técnicos.
Es verdad que, de las tres monedas, el yen es la que más tiene para ganar. La divisa nipona llegó a un mínimo del año en 145.05 el jueves pasado, y recuperó unos 500 puntos desde dicho nivel. Sin embargo, no será sino cuando toque 125.00 que podrá dar por superada su gran caída del año hasta el momento.
El euro llega a esta instancia algo más equilibrado. El Banco Central Europeo tiene planeado seguir aumentando los tipos de interés -no suena del todo bien con Alemania en recesión- y la moneda única podría buscar sus máximos anuales muy pronto. Los mismos se sitúan en 1.1095. La libra, en tanto, se acerca a 1.3000 sin muchos argumentos desde las noticias, pero siguiendo la dinámica bajista del dólar. Como dijimos en varias oportunidades en esta columna, si el euro busca 1.1270 (gap que dejó a fines de febrero de 2022), la libra no tendrá problemas en tocar 1.3200.
Como se ve, se inicia uno de los días más importantes del mes, que definirá no solo la tendencia del dólar en varios frentes, sino también la postura que de ahora en adelante pueda tomar la Reserva Federal.