Los datos de inflación mayorista de junio en Estados Unidos le dieron un nuevo empujón bajista al dólar. Si bien la cifra no tuvo el impacto del dato minorista conocido el miércoles, sirvió para que tanto el euro como la libra esterlina alcancen nuevos máximos anuales. A la vez, el yen y el oro presentan signos positivos, impulsados por la baja del billete, y una caída sustancial de los rendimientos de los bonos del Tesoro.
La semana que termina deja entonces como signo las cifras de costo de vida, que probablemente hagan replantear a la Fed su actual -agresiva- política monetaria. Si bien los mercados descuentan que el 26 de julio habrá un nuevo aumento de tipos de interés, cada día se suman más especialistas que sostienen que este será el último incremento del año, frente a los pronósticos del propio banco central, que habían situado la tasa objetivo en el 5.7%, es decir, casi medio punto porcentual por encima del nivel actual.
La caída del dólar ha llevado, como quedó mencionado, al euro por encima de 1.1200, y la libra arriba de 1.3100. La moneda única tiene ahora un claro objetivo en 1.1270, donde el par EUR/USD dejó un gap a fines de febrero de 2022, en ocasión del inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia. Si bien dicho gap había sido parcialmente cubierto el martes siguiente (el hueco mencionado había quedado en el cierre del viernes anterior), lo cierto es que hay una brecha de unos 25 puntos sin cubrir.
Históricamente, los gaps en el mercado de divisas siempre se cubren. Los más recientes en términos de importancia fueron los del propio euro en abril de 2017 ante la victoria de Emmanuel Macron en Francia ante un conjunto de políticos que sostenía la idea de alejar a su país de la Eurozona, en 1.0820. No le fue fácil cubrirlo. Solo lo hizo en el inicio de la pandemia en abril de 2020.
Otro gap destacado es que la libra esterlina dejó a fines de junio de 2016, cuando los británicos excluyeron a Reino Unido de la Unión Europea, en el inicio de un tortuoso camino que terminó en 2020, con la salida oficial. Los efectos aún se sienten. Lo cierto es que el precio de entonces, 1.3640, fue cubierto en septiembre de 2017, con una precisión milimétrica: desde allí, la libra volvió a caer con fuerza. Pocos pudieron aprovechar el gap: en octubre de 2016, un confuso episodio llamado “flash crash”, que no es otra cosa que una burda manipulación de precios confundida con “algún operador que marcó mal algo en su ordenador” llevó a la libra a su mínimo de 35 años en 1.1640. Dicho mínimo fue quebrado dramáticamente en septiembre de 2022.
El otro gap notable lo dejó el USD/JPY en la zona de 112.50 a mediados de 2019. Antes de la pandemia, el dólar apuró sus ganancias ante el yen, cubriendo el mismo, tras lo cual la moneda nipona creció más de 1200 puntos en pocos días.
Con este panorama, no puede esperarse menos del euro llegando a 1.1270. La libra esterlina lo acompañará, buscando probablemente la zona de 1.3250. El yen, que actualmente juega “otro partido” podría esta vez participar, dado que en definitiva el que está cayendo es el dólar. La zona de 135.00 comienza a aparecer, de lejos, en horizonte del cruce USD/JPY, y su llegada a la misma no tiene que ver con el comportamiento del euro.
La onza de oro, hasta hace poco deprimida (también dejó un gap sin cubrir en 1870 dólares) recuperó parcialmente su brillo en las últimas horas, superando los 1960 dólares. El metal precioso está lejos de mostrar su mejor cara, y aún parece tener bastante para ceder.
La extrema sobrecompra del euro y la libra imponen sendas correcciones bajistas en sus cruces con el dólar. Aún así, mantendrán este viernes su dirección alcista de corto plazo. La sesión de la fecha asoma como muy movida, y el quiebre de 1.1235 del EUR/USD le daría a la divisa común el impulso que necesita para llegar a 1.1270.