Hola Amigos, buen día. El dólar volvió a escalar posiciones el viernes, pese a la ausencia de referencias macroeconómicas de importancia. El yen terminó la semana en su mínimo anual, en tanto el euro, que había llegado a 1.0745 en su mejor nivel, volvió a caer de 1.0700 sobre el final de la sesión americana. La libra apenas logra recuperar unos puntos antes de deslomarse nuevamente, algo que sucede desde varias semanas atrás.
Las cifras conocidas en Estados Unidos reavivaron las chances de que la Fed aumente la tasa de interés el miércoles 20, fecha de su próxima reunión de política monetaria. Sin embargo, el resto de los bancos centrales comienzan a tomar distancia de esta postura. El Banco de Australia no movió sus tipos de interés el martes pasado, tampoco lo hizo el Banco de Canadá, y los mercados se aprestan ahora a conocer la decisión del Banco Central Europeo, prevista para el próximo jueves.
En tal sentido, la entidad liderada por Christine Lagarde no parece tener mucho margen de maniobra: deberá aumentar la tasa nuevamente, algo a lo que el banco central no es propenso, pero que se vio obligado a hacer durante más de un año ante una inflación muy por encima de los objetivos. Pese a tales aumentos, el costo de vida se mantiene muy alto, con el agregado de un efecto no deseado, que es una probable recesión en la economía de la Eurozona.
Lagarde se encuentra en un dilema: bajar la inflación a cuentagotas con los aumentos de tipos y sumir al bloque en una recesión, o no aumentar la tasa y esperar que la inflación caiga por el paso del tiempo. El euro siente en carne propia esta incertidumbre, y se aleja de sus máximos del año, que tocó en julio en 1.1275, para caer más de 500 puntos desde ese momento, del cual pasó no más de un mes y medio.
Pese a lo mencionado, los pronósticos apuntan a que no habrá aumentos de tipos, por lo que el euro podría volver a sufrir. Claro que antes podría corregir al alza en buena forma, o incluso volver a crecer si Lagarde, como se espera, dice que está lista para aumentar la tasa de interés si fuera necesario.
La verdadera clave de la semana viene de Estados Unidos. Los datos de inflación de agosto, que se conocerán el miércoles, serán clave para la Fed. El fuerte aumento del petróleo podría impactar en los datos a nivel general, en tanto la medición subyacente, que excluye alimentos y energía, se mantendría sin cambios, con una ligera caída en términos interanuales. El dólar reaccionará decisivamente ante estos informes.
Mientras tanto, la inflación de agosto en China, conocida el viernes por la noche, aumentó por debajo de lo esperado, un dato que puede teñir de rojo a las bolsas de valores en los próximos días. La caída de la actividad económica en el gigante asiático ya ocupa titulares en todo el mundo, y las noticias negativas de la segunda potencia global puede tener efecto en el resto de los países centrales. Esto también le pone presión a la Fed.
La bolsa de Nueva York no parece tan preocupada por esta circunstancia. Las acciones se mueven en sentido contrario a la economía, y la antigua frase de que “cuanto peor, mejor” está más vigente que nunca en Wall Street.
Con este panorama, el lunes, día sin muchas noticias, el euro podría volver a caer, para buscar la zona de 1.0630; el quiebre de 1.0745 en cambio podría acercarlo a 1.0800, chance que vemos algo remota.
La libra esterlina deberá lucha en buena forma para superar 1.2500, algo poco viable. La moneda británica luce sobrevendida en el corto plazo, limitando una caída más importante el lunes.
El yen parece tener el camino libre para caer a 150.00, y las posibilidades de una intervención de parte del Banco de Japón crecen. El comportamiento del yen en momentos como este cambia sus paradigmas de siempre.
La onza de oro sigue apuntando a la baja, y tiene como objetivo 1870 dólares, el gap que dejó en marzo de 2023.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.