Hola Amigos, buen día. La sesión del jueves ofreció movimientos moderados en el mercado de divisas. La cautela es lo que reina, a la espera del dato más importante de la semana: el deflactor de inflación.
Los pronósticos apuntan a una ligera baja de la inflación por consumo, del 0.2 al 0.1% en términos mensuales. En la medición interanual se espera que el costo de vida haya caída del 2.8 al 2.6% el mes anterior, lo cual podría poner a prueba la resistencia del dólar.
El billete se muestra fuerte en todos los frentes, pese a la ligera baja que presentó el jueves. Los pronósticos no lo favorecen, precisamente, pero esos mismos pronósticos no han sido lo más confiable en los últimos tiempos.
Las constantes declaraciones de distintos funcionarios de la Fed confirmando la dura política monetaria actual no deja dudas: la inflación sigue alta y, salvo que cambie radicalmente, no habrá recortes de tipos de interés en los próximos meses.
De alguna forma, esta certidumbre le quita algo de interés al dato que se conocerá este viernes. Hay pocas chances de que el banco central cambie su visión solo por una ligera baja en la inflación por consumo, un informe que, por otra parte, se conoce con un mes de atraso.
En definitiva, el dólar parece prepararse para una nueva embestida. La baja del jueves, sin motivos desde las noticias, parece premonitoria. Puede crecer rápidamente si, como creemos, la inflación no baja, o directamente aumenta. Es un problema que, además, ya están experimentando otras economías que dieron sus primeros pasos en materia de recortes de tipos.
Por otra parte, aumentar la tasa de interés no es suficiente para esterilizar la inmensa emisión de dinero en el período posterior a la pandemia de 2020. La cómoda posición de los bancos centrales en esos años, dejando contenta a la población y a los gobiernos está siendo muy cara.
Entre las monedas principales, el euro logró escapar de la zona cercana a sus mínimos anuales de 1.0600, pero puede ir a buscarlos en las próximas horas, e incluso quebrarlos sin inconvenientes. Como nunca en su joven historia, el discurso del Banco Central Europeo discrepa respecto al de la Fed, y ello está teniendo efecto desde hace varias semanas. Y lo seguirá teniendo. Nuestro objetivo visible para el euro es 1.0460 durante el mes de julio.
La libra esterlina, vinculada por tradición al euro, tampoco tiene incentivos para revertir su baja actual. Si bien hace poco más de un mes rozó 1.2900, máximo anual, su fuerza se desvanece ante la posibilidad de que el Banco de Inglaterra recorte sus tipos de interés en julio, algo lógico con la inflación en el 2%, objetivo soñado por Powell, Lagarde y tantos otros banqueros centrales. Apropósito ¿en qué habrá quedado el objetivo de “inflación simétrica” del 2% que buscaba Lagarde antes de emitir una montaña de dinero y demorar meses en reaccionar ante lo inevitable?
El yen sigue batiendo su propio récord de caídas de 38 años, esta vez llegando a 161.27, mientras el Banco de Japón sigue mirando para otro lado. Técnicamente, el par USD/JPY presenta signos de sobrecompra en los gráficos de mediano plazo, aunque ya no cuentan demasiado en una instancia como la actual. Los datos de inflación de este viernes pueden disparar nuevamente al dólar ante la moneda nipona.
La onza de oro resiste, y rebotó el jueves en el soporte que es la línea de cuello de una formación de cambio de tendencia -hombro cabeza hombro- cuyo quiebre generará una caída importante del metal precioso, probablemente a la zona de 2090 dólares durante las próximas semanas.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.