Se acelera la búsqueda de refugio: oro, expectante

Hola Amigos, buen día. La cifra de vacantes de empleo de agosto quedó en mínimos que no tocaba desde abril de 2021, cuando el mercado laboral se recuperaba después de la pandemia de 2020. El informe se sumó al ISM de manufacturas, muy negativo, y reafirma la desaceleración del crecimiento de la economía estadounidense, que ahora comienza a rozar al sector del trabajo.

Más que nunca toman vigencia las palabras del presidente de la Fed, Sr. Powell: “el tiempo de recortar ha llegado”. En verdad el tiempo ya había llegado hace mucho, con la inflación a décimas del objetivo del banco central (objetivo teórico, puesto que el propio Powell se había propuesto llevarla al 2.5% en el Simposio de Jackson Hole de 2019, y vaya si lo logró), pero recién ahora parece la Fed haberse dado cuenta que mantener una tasa de interés en el 5.5% por un año y medio es nefasto en cualquier país, y mucho más en la primera potencia global.

Powell logró, en poco menos de dos años, que las cifras de empleo lleguen a mínimos de varios años, lo mismo las vacantes de empleo, que la tasa de desempleo llegue a niveles no vistos en 3 años, que la inflación caiga a una velocidad demasiado lenta, y que tanto el sector de manufacturas como el de servicios resientan su crecimiento. A su favor solo queda el PBI, que refleja lo sucedido varios meses atrás, haya quedado por ahora en niveles aceptables, y que las ventas minoristas se mantengan medianamente estables.

Los mercados miran con desconfianza el futuro. En Wall Street, el inicio del mes fue muy negativo, algo que también es estacional (septiembre suele ser un mes complicado en Nueva York), pero que tiene que ver con el fantasma de la recesión, por ahora lejano, pero latente.

A esta preocupación se suman diversos factores, que por supuesto no tienen que ver con la Fed y su errática política monetaria, pero que mantienen en vilo a los mercados. Uno de ellos, la baja del petróleo, motivado en los débiles datos de manufacturas de China, conocidos el sábado pasado, y los de Estados Unidos antes mencionados. La baja en la demanda global opera en contra de la materia primas, en momentos en que algunos países de la OPEP+ han decidido dejar de lado los recortes de producción. Finalmente, les conviene que entren menos dólares, pero que ingresen. Los futuros del WTI llegaron el miércoles a su mínimo anual y ya cerca de los mínimos de diciembre de 2023, cuyo quiebre llevaría al precio a niveles que no toca desde junio de ese año.

El dólar se debilita en varios frentes, aunque por ahora con moderación. El euro no crece más por culpas propias que por mérito del billete. La posibilidad de que el Banco Central Europeo recorte su tasa próximamente, algo que ya hizo en junio, impide que la moneda única se escape por encima de 1.1200. Sin embargo, si la Fed amaga con recortar a razón de medio punto por reunión, es probable que el euro finalice 2024 cerca de 1.1500.

La libra esterlina sigue luciendo mejor que el euro. Su baja de estos días obedeció sobre todo a un rebote alcista del dólar, que parece haber encontrado su final. La superación de 1.3200 podría acelerar su marcha, y superar 1.3300 rápidamente. También la libra está pendiente del Banco de Inglaterra, aunque en menor medida. Con la lógica aplicada con el euro, la libra podría terminar este año por encima de 1.3500.

El yen está recuperando terreno, lejos de fortalecerse. Para ello debe superar 130.00, que por ahora se encuentra absolutamente lejos. Su movimiento alcista de estos días tiene que ver con la visión agresiva del Banco de Japón, que promete seguir endureciendo su política monetaria, lo cual provocará un choque de planetas con la Fed. La moneda nipona aún no se despertó, pero si lo hace (y técnicamente observa patrones que la ubican en 135.00 en pocas semanas), puede generar un cambio en las finanzas globales durante mucho tiempo.

Este jueves, la publicación del ISM de servicios puede ser un alivio para el dólar. La medición quedará lejos de los 50 puntos, marcando crecimiento del sector. Claro que nada indica que pueda caer y acercarse a tal nivel. Si eso sucede, los rendimientos de los bonos del Tesoro pueden seguir cayendo, y ello favorecerá a la onza de oro, que sigilosa se mueve apenas por debajo de los 2500 dólares, pero se prepara para asaltar sus máximos históricos y quebrarlos sin dificultades. El metal precioso tiene dos chances esta semana: el ISM de servicios mencionado y, más aún, el dato de empleos no agrícolas del viernes.

Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.